La batalla de Stalingrado fue un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial Entre el verano de 1942 y principios de 1943, los soldados del Ejército Rojo soviético se enfrentaron al ejército alemán por el control de las regiones del Volga y el Don. Las operaciones militares se concentraron en la simbólica ciudad de Stalingrado, destruida por los intensos bombardeos alemanes. En las ruinas de la ciudad, los combates entre los dos ejércitos fueron brutales y violentos. Entre los objetivos alemanes estaba el control de la zona industrial con la imponente fábrica de tractores, convertida durante la guerra a la producción de tanques T-34, ahora destruidos por los bombardeos y el fuego de artillería. El 19 de noviembre de 1942, los soviéticos lanzaron la gran ofensiva de cercode la Wehrmacht comprometida en la región de Stalingrado. La maniobra tuvo éxito y las tropas alemanas quedaron atrapadas en las pinzas de los ejércitos soviéticos. Con la victoria en la batalla de Stalingrado, que culminó con la rendición de las fuerzas alemanas cercadas, comenzó la ofensiva progresiva que llevó a las tropas soviéticas a Berlín en 1945.
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